Ochocientos cincuenta y cuatro millones de personas del mundo están subalimentadas, esto es, disponen de menos de 1.900 calorías diarias. De este número, 820 millones se encuentran en países en vías de desarrollo, en contraste con las 823 millones que había en 1990. Según la organización, “las tendencias más recientes son verdaderamente preocupantes”. Muestran un aumento de 26 millones de personas desnutridas entre 1995-1997 y 2001-2003, luego de una baja de 100 millones en los años 80. La mediocridad de estos resultados oculta importantes disparidades regionales.
En los países en desarrollo viven 1300 millones de personas por debajo de la línea de pobreza, más de 100 millones de personas viven en estas condiciones en los países industrializados, y 120 millones en Europa Oriental y Asia Central
Las disparidades de la pobreza, realmente alcanzan cifras alarmantes; Asia Meridional concentra la mayor cantidad de población que subsiste con 1 dólar, es decir 515 millones de personas. Seguida por Asia Oriental y Suoriental y el Pacífico donde 446 millones de gentes viven en estas condiciones. 219 millones en África al Sur del Sahara. Y 11 millones en los Estados Arabes. En América Latina y el caribe 110 millones de personas viven con 2 dólares diarios. En Europa Oriental y en los países de Asia Central 120 millones de personas viven con 4 dólares al día. (Ver gráfica 2).
Por el lado opuesto se encuentran los países industrializados, como los europeos, o Japón o Canadá, que generalmente sus economías sufren una inflación anual muy baja; su línea de pobreza está fijada en 14.4 dólares diarios por persona y su porcentaje de pobres no llega ni a los 15 puntos porcentuales2. (Ver gráfica 3).
En los países pobres, 120 millones de personas carecen de agua potable, 842 millones de adultos son analfabetas, 766 millones no cuentan con servicios de salud, 507 millones cuentan con una esperanza de vida de tan sólo 40 años de edad, 158 millones de niños sufren algún grado de desnutrición y 110 millones en edad escolar no asisten a la escuela.
La semana pasada un nutrido grupo de científicos se han reunido en Copenhague para revisar como ha ido evolucionando el conocimiento sobre el calentamiento global y como han variado las emisiones de CO2.
Las conclusiones no son nada complacientes. todas las variables y pronósticos anteriores han quedado pequeños.
Para muchos parámetros fundamentales, el clima ya se está moviendo más allá de las pautas de variabilidad natural en el que nuestra sociedad y la economía han desarrollado y prosperado.
La emisiones han crecido por encima del pero de los escenarios, triplicando el crecimiento anual en los años del presente a las emisiones del pasado siglo.
Si los documentos hablaban de no superar los 2ºC ahora estamos en vías de alcanzar los 3ºC y aseguran que debemos prepararnos para una elevación de la temperatura de 4ºC.
Los países empobrecidos están siendo y serán los más afectados.
Tenemos las herramientas técnicas para afrontar la reducción de las emisiones.
Afirman que no hay excusa para no actuar de forma profunda y decidida
Las conclusiones, al completo, se harán públicas en el mes de junio con el objetivo de dar elementos de juicio a los negociadores de Copehague en el COP15 que se celebrará en diciembre de este año para poner en marcha los acuerdos postKyoto.
Las consecuencias de la elevación de la temperatura a los niveles pronosticados van a ser difíciles de asimilar, en algunos lugares, como ya se está haciendo en Hamburgo o en Holanda se están invirtiendo millones de euros para intentar hacer frente a la elevación del nivel del mar, sus planes ya han quedado superados por los nuevos pronósticos. Pero a la falta de alimentos dificilmente se le puede hacer frente, ya en este año las sequías van a someter a riesgo de hambrunas a la quinta parte de la humanidad. En un clima 3ºC ó 4 ºC más cálidos la respuesta va a ser las migraciones masivas y las muertes. Si la mitigación se puede afrontar con más o menos dificultades la adaptación puede ser imposible.
Ante esta situación es necesaria la movilización de todas las personas conscientes para frenar el proceso, aumentar el número de personas implicadas en la tarea de frenar el calentamiento global y obligar a nuestras industrias y gobernantes a pasar del lavado verde a un firme compromiso para cambiar de rumbo y de modelo. La crisis actual es nada con lo que se avecina, lo ha dicho Stern, pero puede ser una oportunidad para iniciar el cambio.
Las guerras producen muchas muertes y sufrimientos, crisis humanitarias, cada vez más refugiados y desplazados, crisis alimentarias y medioambientales.
Secuelas de las guerras, todos los meses más de 2000 personas muertas o incapacitadas por las minas.
La dependencia de la violencia amenaza la consolidación de democracias todavía débiles en varios países y pone en peligro la reconstrucción y el desarrollo social y económico que las sociedades desgarrada por la guerra necesitan para levantarse.
Si queremos actuar positivamente debemos conocer las raíces de los conflictos, los actores y las expectativas de estos, las negociaciones, los intereses y las legitimaciones que están en juego.
Todo acto de violencia basado en la pertenencia al sexo femenino que signifique o suponga un daño o sufrimiento físico, sexual o psicológico, así como las amenazas de tales actos, la coacción, la privación de libertad, la discriminación, tanto si se producen en la vida pública como en la vida privada, es violencia contra la mujer.
La gran mayoría de actos de violencia de género que se producen, lo son en contra de las mujeres, de sus derechos, de su libertad, de su integridad física o moral y de su desarrollo personal.
La violencia contra las mujeres es un fenómeno universal y estructural que adopta múltiples manifestaciones: discriminación, marginación, exclusión, etcétera. Cualquier mujer, por el solo hecho de serlo y al margen de su credo, origen, edad, educación, trabajo, etcétera, es susceptible de ser objeto de algún tipo de agresión o discriminación. Por ello, estos actos de violencia contra las mujeres son calificados genéricamente, como violencia de género.